Stan Meyer, inventor del “buggy” que corría con agua

sábado, 23 de agosto de 2008

Stan Meyer, inventor del “buggy” que corría con agua














Por Leyla Pineda

Imagine un mundo en que el petróleo pase a un segundo plano, con combustible que esté al alcance de su llave de la casa, los países en desarrollo tendrían la oportunidad de invertir su factura en combustibles en obras sociales, al menos en teoría. Basado en la violación de la teoría algunas leyes de la física como la primera ley de la termodinámica, Stanley Meyer logró crear, después de 30 años de experimentar, un dispositivo al interior de un motor de combustión que producía hidrógeno y oxígeno de agua, usando electricidad, usando un método llamado electrólisis del agua.

El invento de Stan Meyer se dio a conocer hace ya 10 años y su sueño, su utopía, sigue viva con algunos proyectos que ya están en ejecución. Este era un proyecto en el que, inclusive el Pentágono, estaba interesado.

Meyer consiguió sin ser un científico o químico, tampoco tenía un título de universidad. Sin embargo, creó un carrito buggy que podía rodar con simple y llana H2O. Estaba interesado en proteger el medioambiente de la polución por combustibles fósiles.

Utilizando la electrólisis, no tanques de hidrógenos, ni bombas, sólo agua recorrió 100 millas con un sólo galón. Patentó su invento en 1998 y por eso fue considerado el segundo mejor inventor del siglo. Nació en la ciudad de Grove City, Ohio. Para tristeza de todos los que sufrimos los vaivenes caprichosos del precio de las gasolinas, ya hace 10 años, el 21 de marzo del 98, fue encontrado muerto en el estacionamiento de su ciudad natal. Los médicos forenses dijeron que habían encontrado sustancias venenosas en su organismo.

Una invención que se perdió

Pero esto no es todo: amantes de lo ajeno y del egoísmo impidieron que el mundo compartiera este invento al robar su buggy y todo su equipo experimental, según cuenta su hermano, Steve Meyer.

Stan dijo, mientras estaba vivo, haber sido amenazado muchas veces. Se negaba a vender su invento a los árabes propietarios de corporaciones petroleras, lógicamente para proteger sus intereses.

Meyer tenía las patentes de su invención y estaba listo para producción masiva del nuevo vehículo. Mil quinientos dólares bastaban, en ese entonces, equipar el carro para que funcionara con agua.

Un árabe le había ofrecido un millón por su secreto, pero Stan expresaba: "No, esta tecnología es para el pueblo." Y el invento nunca llegó a ver la luz porque ello significaría el fin del imperio petrolero.

Enmohecido por el tiempo, esta invención guarda celoso resguardo en alguna bóveda, en algún búnker, protegiendo a su vez los intereses corruptos y de avaricia de las corporaciones petroleras. De haberse concretado la producción del vehículo tendríamos un planeta que se recupera del cambio climático, menos enfermedades por la disminución de la polución del aire, del suelo. Poderoso caballero Don Dinero.

Steve Meyer, el hermano gemelo está investigando los hallazgos de su hermano para ver si logra juntar las piezas clave, pero mantiene un bajo perfil, no llama la atención en función de conservar su vida...

Acoso de seguidores de Stanley Meyer

Aun el año pasado, seguidores científicos de Meyer sufrieron acoso por continuar la búsqueda en un centro de investigación ubicado en India.

Ellos dicen estar familiarizados con la represión que aquellos osados creadores de dispositivos libres de la energía sufren todos los días. En los EE.UU. se han producido literalmente miles de casos. En Australia, hay una intensa oposición a cualquier persona que utilice el Nitro Cell en cualquier motor. En Nueva Zelanda, el motor que funciona con principios de magnetismo de Robert Adams, que es 700% eficaz, también. En el Reino Unido, a los dispositivos de reparto de agua y motores de imán permanente. En Japón, a Teruo Kawai patentado motor magnético, que es 160% eficaz.

La energía renovable y limpia de las células de hidrógeno para combustible continúan su paso por los laboratorios, por muchas razones, clandestinos, pero podemos esperar que un día el conocimiento de cómo construir este vehículo caiga en las manos de otro, con el mismo espíritu de Meyer y sea una salida a nuestro problema de dependencia de los combustibles fósiles.

Por increíble que parezca, en el II Encuentro de Investigadores Científicos e Inventores Salvadoreños tendremos a un inventor, Carlos Ernesto Blandón, quien ha logrado producir hidrógeno “in situ” para motores de combustión interna. Aún falta la máquina que logre procesarlo, pero es un gran paso. Visite nuestra exposición de inventos este 23 de febrero en el Edificio Francisco Morazán de la Universidad Tecnológica, sede del evento. Para más información visite: www.libros.com.sv o revise nuestra contraportada.



Fuente: http://www.paginadigital.com.ar/articulos/2008/2008prim/tecnologia3/buggy-l-040208.asp

1 comentarios:

Anónimo dijo...

busca "y de repente desperte" un blog muy especial, la verdad.